"La Empatía, más que estar en los zapatos del otro, es ponerse muy bien los propios a través del otro"
Andrés Urrea
Recientemente recordé uno de los conceptos básicos que me enseñaron en la universidad sobre la psicología. El concepto de Empatía.
Recuerdo que en los primeros semestres era muy mencionado, y siempre hacía referencia a la necesidad del terapeuta de ponerse en el lugar del otro para poder comprender su problemática y que hubiera un tratamiento exitoso, además, para que se generara un buen vínculo terapeuta-paciente.
Pero, ¿Qué tan importante es realmente la empatía en el proceso terapéutico?
Pues empecemos por conocer su definición según la RAE:
Empatía: Proviene del griego ἐμπάθεια empátheia.
1. f. Sentimiento de identificación con algo o alguien.
2. f. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.
(Rae 2015)
Y cuando hablamos de identificación, nos referimos a la capacidad de "hacer que dos o más cosas en realidad distintas aparezcan y se consideren como una misma" (Rae 2015).
La empatía, según Jackson y Decety (2004) tiene que ver con la experiencia afectiva del estado emocional (ya sea real o inferido) de otra persona y con un reconocimiento mínimo y entendimiento de dicho estado emocional.
Es fundamental para poder establecer relaciones íntimas con otra persona, ya que como plantea Rivera Revuelta (2004) se trata de una "función mental que nos permite ver la perspectiva del otro y no estar centrados en nosotros mismos, es decir, sumergirnos en los sentimientos del otro".
Todos tenemos la capacidad de ser empáticos, unos mas que otros, y tienen mucha influencia los cambios de estados emocionales, las deferencias sexuales, el consumo de ciertas sustancias como el alcohol que tiene un efecto muy negativo, entre otras variables. Sin embargo, la empatía también puede entrenarse, leyendo novelas, escuchando música y por medio de la meditación compasiva.
Entrenando la empatía:
El investigador Rabinowitch de la Universidad de Cambridge, junto con otros investigadores colaboradores, diseñaron un programa musical que estaba compuesto por varios juegos musicales para niños entre 8 y 11 años, el cual implementaron durante todo un año escolar.
Inicialmente se midió la empatía en estos niños, para comparar con una segunda medición al finalizar el programa. Se dividieron los grupos control y se procedió a la participación de estos en un programa musical, unos con interacción con la música y otros sin ella, y otro grupo que no participó del programa como tal sino que sirvieron para hacer las respectivas observaciones y análisis.
Lo que se encontró es que la empatía es susceptible a intervención debido a los resultados obtenidos en los diferentes grupos al final del programa. Mejorando la empatía de los niños, tal vez podamos construir una sociedad más comprometida con el bienestar social, concluye el investigador.
Ahora bien, la literatura es otra herramienta de entrenamiento sobre la empatía, pues en una investigacoión publicada en la revista science, se plantea que "leer novelas de ficción puede mejorar nuestra empatía y, por consiguiente, enriquecer nuestras habilidades sociales".
"Los datos revelan que los sujetos que leyeron literatura de ficción se desempeñaron mejor en los test que evalúan la empatía, percepción social e inteligencia emocional".
Esto se debe a que la literatura suele dejar muchas cosas a la imaginación, lo que lleva a hacer inferencias sobre los personajes y ser sensibles a "la complejidad emocional de la historia".
Esto sugiere la importancia de mejorar los hábitos de lectura en las escuelas.
Pero otra forma muy interesante, es la meditación compasiva, que consiste en mejorar significativamente la habilidad de una persona para leer las expresiones faciales de otros.
Este es un estudio publicado por la Social Cognitive and Affective Neuroscience, donde tras realizar una meditación basada en la compasión, se realizan escaneos de la actividad cerebral por (fMRI) resonancia magnética funcional, y lo que se ha encontrado es un aumento en la precisión empática, en la lectura de emociones a través de expresiones de faciales.
El CBCT (Cognitively-Based Compassion Training) desarrollado por Lobsang Tenzin (con influencia de prácticas budistas tibetanas) incluye elementos de mindfulness, en el que se buscan mejorar habilidades de concentración y ser conscientes de pensamientos y sentimientos de una forma no crítica; pero la práctica del CBCT se enfoca más específicamente en entrenar a las personas para analizar y reinterpretar sus relaciones con otros.
“La idea es que los sentimientos que tenemos sobre las personas pueden ser entrenados de maneras óptimas,” explica Negi. “El CBCT apunta a condicionar a la mente de uno para reconocer cómo todos somos interdependientes y que todos desean ser felices y estar libres de sufrimiento a un nivel profundo.”
"Los participantes del estudio fueron adultos sanos sin experiencia previa en meditación. Trece participantes asignados al azar completaron meditaciones CBCT regulares (sesiones de entrenamiento semanales y prácticas en su hogar) por 8 semanas. Ocho sujetos elegidos al azar, que conformaban el grupo control, no hicieron meditación, en su lugar completaron clases de discusión sobre salud que cubrieron temas sobre mente-cuerpo, como los efectos del ejercicio y el estrés en el bienestar".
Todos, antes y después del experimento, recibieron escaneos cerebrales fMRI mientras se les medía su nivel de empatía mediante el test de RMET.
8 de los 13 participantes del primer grupo, aumentaron sus puntajes, mientras que los del grupo control, no solo se mantuvieron iguales, sino que algunos disminuyeron sus puntajes.
Además, quienes realizaron meditación aumentaron su actividad neuronal en áreas que son importantes para la empatía como son la circunvolución frontal inferior y la corteza prefrontal dorsomedial.
Hasta aquí, podemos decir que la empatía tiene una función, no solo en lo que respecta a la psicología o al ámbito terapeutico, sino a nivel social, pues es fundamental para las relaciones interpersonales, en las habilidades sociales y bienestar social, pues es la que nos permite comprender al otro y ser más sensibles ante su subjetividad.
Sin embargo, siento que esta definición se queda corta a la hora de hacer psicoterapia, pues como pilar para las habilidades sociales, digamos que es algo natural, aunque aprendido.
Los animales por ejemplo nos dan una lección muy importante de empatía, especialmente los perros, que al igual que los humanos, reaccionan ante el llanto de un bebé con una conducta de alerta pero estos además le suman la sumisión. Adicionalmente, en ambos aumenta el cortisol, que es la hormona del estrés, la cual impulsa a la persona o al animal, a comprobar que le pasa al bebé. Al respecto, algunos científicos han planteado que existe una especie de "contagio emocional", el cual es una forma de empatía primitiva que se encuentra también en otras especies como simios y ratones.
Esto demuestra los factores naturales que tiene la empatía, pero también, y en relación con la posibilidad de que sea una característica entrenable, esta es adquirida, y es que recordemos que los niños aprenden inicialmente por imitación.
La imitación juega un papel importante en el aprendizaje de nuevas habilidades en los niños, pero también en la capacidad de experimentar en sí mismo lo que el otro siente, que es lo que llamamos empatía.
Esta capacidad de imitar si que es natural, se nace con ella, y puede estar explicada por las neuronas espejo, "un grupo de células que fueron descubiertas por el equipo del neurobiólogo Giacomo Rizzolatti y que parecen estar relacionadas con los comportamientos empáticos, sociales e imitativos. Su misión es reflejar la actividad que estamos observando".
Pero también por lo que más adelante en el desarrollo infantil se conocerá como teoría de la mente, está gran parte del desarrollo de la empatía, ya que esta es la que nos permite generar hipótesis sobre lo que está pensando o sintiendo el otro, e interpretamos así su comportamiento.
Y esto se logra precisamente gracias a que hemos aprendido a anticipar las conductas, hemos aprendido en los primeros años de vida sobre las emociones propias y del otro, hemos aprendido a leer emociones, sentimientos y conductas, precisamente por el ejercicio de imitación.
Por lo tanto se puede decir por un lado que la empatía es social, y por otro lado, que se adquiere en sociedad y se perfecciona en familia (o en el ámbito de desarrollo primario del niño). De ahí la importancia del ejemplo que le demos a los niños.
En el caso particular, recuerdo que mi hija de apenas 2 años, cuando estaba todavía más pequeña, tuvo su primer contacto con mis gatos, y su reacción fue apretar para sí, lo que le causó obviamente molestia a la felina. Yo le enseñé a acariciar y no apretar, y así mismo, le fui enseñando a relacionarse con las plantas. La niña lo que hacía era imitar, y ahora, cada vez que ve a la gata o una flor, se acerca y cuidadosamente la acaricia.
Esto entre otras cosas, demuestra que los niños aprenden con amor y no con golpes, pues fácilmente yo podría haberle gritado por apretar a la gata o dañar una planta, pero en vez de eso, se le enseña lo mismo de una manera cariñosa, y ella aprende, pero esto es un tema que se puede ampliar en otra ocasión.
La empatía en la psicoterapia:
Vemos pues como la empatía es un asunto social, adquirido y perfeccionado en las relaciones que establezcamos, pero en terapia, el asunto se complejiza un poco, pues no se trata solo de empatizar, sino de lograr que esa persona que llega a consulta, se vaya con elementos realmente significativos teniendo como base de la terapia este elemento que consideramos clave en su éxito; y por otro lado, quien está ejerciendo el rol de terapeuta, también es persona, y por tanto si tenemos en cuenta que empatía es ponerse en el lugar del otro, ¿con que se queda este otro sujeto?
Aquí hay varias cosas a tener en cuenta, por un lado, ¿Cómo se usa la empatía en terapia? lo que implica el uso como tal que le da el terapeuta para generar lo que se conoce como rapport, pero también algo que poco se habla, y es usar la propia empatía del paciente para traer una experiencia determinada al aquí y ahora y poder elaborarla. Por otro lado, mantener la empatía como un elemento de uso real, y no solo como elemento detrás del telón, es decir, implicarse más y teorizar menos.
Esto no significa ni olvidarse de la ética, ni mucho menos caer en lo que llaman los psicoanalistas la contratransferencia, hacer una identificación y/o una proyección, sino, darles un uso en beneficio de las personas que están inmersas en la psicoterapia, que son tanto el usuario como el terapeuta.
Implica además, y esto es muy importante, que el terapeuta según lo anterior, alcance un nivel de congruencia óptimo, y utilizo la palabra óptimo porque no se trata de ubicarlo en un nivel de perfección o cuasi perfección, ya que no creo que alguien pueda alcanzar tal estado. La congruencia más bien reconocerse también como un ser humano con limitaciones, con deseos, con incertidumbres, temores, emociones en todo caso, y muchas falencias como también grandes virtudes, de ahí que el crecimiento es mutuo.
Si lo pensamos inicialmente desde las neuronas espejo, pues sería interesante realizar ejercicios primero de imitación a la hora de querer que el otro modifique algún esquema, y en la medida que la persona va imitando y activando dichas neuronas, se puedan generar cambios en el pensamiento.
Y es que ejercicios tan simples como bostezar, muestran el nivel de empatía que existe entre dos personas, ya que es algo tan contagioso, que se contagia con mayor facilidad entre personas con un lazo afectivo fuerte. Pero si la empatía se puede entrenar, entonces durante el entrenamiento, en la medida que se genera un lazo, se pueden lograr cambios de otro tipo.
Esto es algo que se me ocurre como una posibilidad sin un sustento teórico-práctico, pero no creo que sea necesario; si la congruencia es auténtica, si el terapeuta establece una relación auténtica, la empatía por sí misma crece entre ambos, y por tanto, las conductas se pueden imitar de manera inconsciente en la medida que estas dos personas se den la oportunidad de conocerse más el uno al otro.
Por eso decía lo importante que es implicarse. Muchos consideran que el terapeuta debe mantenerse al margen, pero implicarse es tan crucial, que permite realmente ponerse en los propios zapatos a través del otro, y así, que el otro se sienta comprendido, se sienta acompañado en una situación que de alguna manera consideraba o sentía única. Es poder decirle al paciente que uno ha vivido una situación similar, o que si le llegara a pasar, tal vez haría como en cierto momento que le sucedió esto o aquello.
Milton Erickson, era uno que a través de ejemplos o metáforas, lograba grandes cambios en el otro.
Sin embargo, esto se puede trasladar a la vida cotidiana de la persona, si esta comienza a generar hábitos donde sus neuronas espejo se activen e imiten conductas de otras personas que le generan la sensación de haber superado la problemática o tener la capacidad de sobreponerse a eso que él o ella considera tan difícil de sobrellevar.
Luis Carlos Restrepo, psiquiatra Colombiano, en su ensayo "El derecho a la ternura", menciona la importancia de implicarse en la situación del otro a través de la propia situación y viceversa, poniendo como ejemplo los modelos de conocimiento chamánico, "dónde el diagnóstico y la intervención médica parten de las percepciones que el brujo detecta en su propio cuerpo. Capta así disturbios en el campo de las relaciones interpersonales que articula de manera inmediata a la dinámica del cuerpo y la naturaleza, accediendo a cogniciones afectivas que le permiten entrar en interacción con las cadenas vitales y las redes de interdependencia". (p. 46)
Esto sugiere que un alto grado de empatía, permite además sentir realmente lo que el otro siente, y no suponer lo que siente a través de la imaginación como lo puede uno entender según el significado de este término y el contraste con la realidad, porque al fin y al cabo, ¿Cómo puede uno sentir el dolor ajeno si la situación no la está viviendo? ¿Cómo puede uno decirle al doliente tras la pérdida de su padre por fallecimiento: "Lo siento", si en realidad uno todavía tiene al padre con vida?
Creo que siempre existirán situaciones cercanas, pero también existen los grupos de apoyo, por eso decía hace un momento, activar esas neuronas espejo en situaciones donde se garantice que la conducta se puede modificar para bien o mejora del paciente.
Si se está pasando por un duelo amoroso por ejemplo, pasar el tiempo solo o con alguien que está en la misma situación tal vez no sea lo más recomendable, pero sí estar con personas que hayan superado una situación parecida, o que le faciliten vivir otras experiencias e ir sanando esa herida.
En cuanto al terapeuta, al ponerse en el lugar del otro, algo le debe quedar, así que es importante reconocer cuales son esas situaciones que se hacen figura para trabajarlas, e incluso, por que no, hacerlo junto con la persona que le ha servido de estímulo para rememorar o reavivar, recibir su retroalimentación y dar las gracias, porque el proceso terapéutico es de ambos (o todos si se trata de un grupo), por lo tanto, el apoyo es mutuo.
Esto además, creo que le da a la persona un protagonismo en la terapia que le permite hacer mejores reflexiones y alcanzar estados de insight con más facilidad.
Empatía que en alemán es Einfühlung, significa, sentir dentro.
Adler hablaba de: “ver con los ojos de otros, oír con los oídos de otros, sentir con el corazón de los otros…”.
La empatía según Goleman tiene tres sentidos diversos y complementarios:
- Conocer los sentimientos de otra persona,
- Sentir los que esa persona siente y
- Responder compasivamente a la aflicción del otro
"Stanislavsky, observó que un actor que interpretaba un papel podía recurrir a sus recuerdos emocionales para evocar un auténtico sentimiento presente. Pero las reminiscencias, no tenían por qué limitarse a experiencias propias. Un actor puede recurrir a las emociones de otros mediante la “empatía”. A lo que recomendaba, “…estudiar a las otras personas y acercarnos a ellas emocionalmente todo lo que podamos, hasta que la empatía hacia ellas se trasforme en sentimientos nuestros”. Además, subraya la interpretación como un arte y el arte como la más alta expresión de la naturaleza humana.
Este autor ruso con su sistema de actuación fue, de alguna forma, pionero de lo que ahora sabemos por las neurociencias. Cuando respondemos a la pregunta “¿Cómo te sientes?” activamos una parte significativa del mismo sistema de circuitos cerebrales que se encienden cuando preguntamos “¿Cómo se siente ella?”. El cerebro actúa de manera casi idéntica cuando percibimos nuestros propios sentimientos y los de otra persona" (Goleman).
Sin embargo, en este proceso, es importante mantener claro el discernimiento de lo que es propio y lo que es del otro, para no llegar a la identificación y perder los límites y el objetivo de la terapia. En todo caso si esto sucediera (nunca por parte del terapeuta), es motivo para trabajar la identidad y partir de esta en la búsqueda de la congruencia. Igualmente, si se trata de una proyección, que según el diccionario psicoanalítico de Laplanche y Pontalis significa “operación por medio de la cual el sujeto expulsa de sí y localiza en el otro (persona o cosa) cualidades, sentimientos, deseos, incluso ‘objetos’, que no reconoce o que rechaza en sí mismo”, pues se convierte en la oportunidad de trabajar el sí mismo, buscar una integración entre el yo y la sombra, o la aceptación de aquellos aspectos negados.
Aquí vale la pena recalcar algo, que aceptar ese lado oscuro, alcanzar esa integración, no es sinónimo de iluminación y perfección, sino de reconocimiento. Ojalá podamos alcanzar un estado de nirvana o autorrealización tal, pero el hecho es reconocerse como un organismo con virtudes, capaz de cometer errores y aprender de ellos, un organismo que en la medida que siente alegría, también siente tristeza, en la medida que ama, también puede odiar y perdonar. Un organismo que puede hacer daño, pero también reivindicarse.
Palabras finales:
La imagen me recuerda la película "Titanes del pacífico" de Guillermo del toro (2013), pues para poder controlar a los Jaegers y combatir a los Kaiju (que son el problema), los pilotos deben unir fuerzas, conectándose de manera sincrónica, literalmente, conectando sus cerebros y compartiendo así sus recuerdos, sentimientos, pensamientos y movimientos, pues cada piloto individualmente, moriría en el intento. Solo la unión entre ambos, logra realmente el objetivo, pues permite sobrellevar la inmensa carga neural que conlleva manipularlos.
La empatía como un elemento de la teoría de la mente, como una capacidad adquirida por obra y gracia de las neuronas espejo y la habilidad natural que tenemos para imitar, a nivel social es una capacidad para ponerse en el lugar del otro a través de un ejercicio de imaginación y anticipación.
No se trata de simpatía ni mucho menos de lástima, sino de realmente comprender el punto de vista de la otra persona y observar una u otra situación desde una perspectiva ajena a la propia.
Contrarios a la empatía, y en aumento, están el narcisismo, el egoísmo, el individualismo, que son favorecidos por una cultura capitalista y consumista, y por los afanes de la sociedad actual.
Lo cierto es que la empatía ayuda a generar lazos y establecer mejores relaciones sociales, se puede entrenar, pero aunque socialmente esté más ligada al juego de la metacognición y al uso de máscaras, siendo ella misma una máscara, se podría decir que está a su vez tan próxima a las emociones, que la máscara empática es casi transparente, así que en una relación auténtica, la verdadera empatía no engaña, por lo tanto se ubica por encima de la teoría de la mente y está más del lado de lo instintivo.
Siendo así, el uso terapéutico de la empatía, consiste en permitirse ser uno mismo en relación con el paciente, para poder que este encuentre en el terapeuta, elementos que le ayuden a resolver sus inquietudes, y a su vez, le den la posibilidad de devolverle al terapeuta elementos que consciente o inconscientemente haya detectado para el desenvolvimiento también de este en el mundo.
Esto no quiere decir pensar en primera persona y olvidarse que el objetivo es el otro, porque eso sería egoísta. Por eso es fundamental, antes de cualquier implicación personal, escuchar, reflexionar y ahí sí, intervenir, si es necesario y posible, desde la propia experiencia o lo que se conoce (que de hecho es casi inevitable si se piensa solo desde lo conocido).
Para escuchar, sugiero hacerlo con el cuerpo, con todos los sentidos. No solo hablan las palabras, sino también el cuerpo. Así mismo, hacer uso de la mayéutica es algo fundamental en la psicoterapia.
En esa medida, cuando escuchamos realmente, no es descabellado “hacer algo arriesgado -como pedir ayuda, compartir una opinión impopular, enamorarse, admitir inseguridades o temores- puede hacernos sentir vulnerables, pero también puede resultar en relaciones más profundas, progresos creativos, mayor alegría, liberación de ansiedad, y una conexión empática mayor” (Roman Krznaric, 2014).
Ahí sí implicarse permite y hasta exige hablar en primera persona, sin señalar al otro, sino anteponiéndose, pero también, involucrándose con palabras como: "Me gustaría", "Podríamos intentar"... en vez de "Deberías", "Tu eres"...
Cada palabras que escuchas, debe llevarte a una reflexión, que implica "pensar atenta y detenidamente sobre algo" (Reflexionar: Rae 2015), pero a su vez, según la Rae (2015) es desde el punto de vista de la física, "Acción y efecto de reflejar o reflejarse", lo que significa que a través de eso que el otro dice, uno mismo se hace, devuelve y le permite al otro no solo verlo a uno (ver sus pensamientos, sentimientos y experiencias), sino verse a sí mismo.
Reflexionar, es meditar, porque meditar se logra en todo momento, siempre que se piensa con atención plena sobre determinada cuestión y se eliminan los juicios. Meditar, es tratar de sacar lo mejor de sí y ponerlo en el exterior, pero para ello, primero hay que poner lo exterior dentro y guardar silencio.
Empatía , es pues un acto de confianza mutua, y si el paciente busca en su terapeuta alguien en quién confiar, lo mínimo que podemos hacer es confiar en él también. Además, incluso en el caso de que mintiera, no estuviera en terapia por cuenta propia, o simplemente no sintiera él la empatía, si el terapeuta es congruente, no tiene nada que temer a la hora de exponerse y dejarle un mensaje a esa persona que tal vez en algún momento le hará saber lo importante que es, le hará pensar, y tal vez volverá por más. Al fin y al cabo la empatía es como el amor, social, pero cada quién lo siente a su mudo, y es de vital importancia expresarlo independientemente de que sea o no retribuido, porque es algo que le pertenece solo a quien lo siente, los demás deciden si compartir su parte o no.
Andrés Urrea
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Cibergrafía:
http://bcn.sagepub.com/content/3/2/71.short
http://www.psypost.org/2013/07/building-an-other-minded-society-musical-interaction-cultivates-empathy-in-children-19225
http://well.blogs.nytimes.com/2013/10/03/i-know-how-youre-feeling-i-read-chekhov/
http://pht9.blogspot.com.co/2015/09/neurociencia-y-ciertos-dialogos.html
http://www.sciencedaily.com/releases/2012/10/121004093504.htm?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+sciencedaily%2Fmind_brain+%28ScienceDaily%3A+Mind+%26+Brain+News%29&utm_content=Google+Reader
http://www.unobrain.com/blog/pueden-perros-empatizar-personas
https://lamenteesmaravillosa.com/conoce-a-las-neuronas-espejo/
http://eprints.ucm.es/16341/
http://www.gestalt-terapia.es/por-que-los-ninos-imitan-a-los-adultos/
http://www.bakadesuyo.com/2015/09/power-of-empathy/
http://www.filmaffinity.com/es/film855313.html
Imágenes:
https://www.google.com.co/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwi176TbzszJAhXB0h4KHWdZDyUQjRwIBw&url=http%3A%2F%2Fwww.coaching-tecnologico.com%2Fla-empatia-y-la-tecnologia%2F&psig=AFQjCNG83SBm2eARLEGaxJfSbTXTlpTIuA&ust=1449676060723358
http://www.gestiondeenfermeria.com/wp-content/uploads/2015/07/big_ev_392_EN-SUS-ZAPATOS.jpg
http://lacapannadelsilenzio.it/wp-content/uploads/2015/03/empatia-63.jpg
http://static.mejorconsalud.com/wp-content/uploads/2015/08/empatia2-500x308.jpg
http://www.efectoyogamalaga.com/wp-content/uploads/2014/12/unnamed.png

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Excelente artículo. ahora me queda mas clara la importancia de la empatia en la psicoterapia tanto como psicologa y como paciente
ResponderBorrarLa psicoterapia se puede resumir en algo esencial: Empatía. Leía en un libro de filosofía, que el psicólogo más que pericia necesita empatizar con su cliente. Usted puede saber toda la teoría de Freud, Lacán, Perls, Beck, o quien quiera, pero si su cliente no se siente a gusto y admirado de usted, no va a lograr nada, en cambio, puede no saber mucho, no digamos que nada para no decir que estamos frente a un empírico, simplemente saber cosas básicas, pero si tiene empatía, si esa persona se identifica en algún momento con usted, cualquier cosa que le diga con acierto, puede ser generadora de grandes cambios.
ResponderBorrarEn la psicología humanista conocí el trabajo con grupos, pero en la práctica, aprendí que un grupo lo pueden conformar dos personas, es decir, desde una postura humanista se podría pensar que no existe la clínica individual, a no ser que se pare uno frente al espejo y se haga terapia a sí mismo. Muchos psicólogos se quedarán tratando de que su cliente encaje en la teoría y poder usar las herramientas que conoció en la universidad para lograr un cambio. En los grupos, todos crecen, todos aprenden, en algún momento todos son uno (una familia, un grupo al fin y al cabo). Si dos ya son un grupo, tanto cliente como terapeuta están en mutuo crecimiento, y cuando nos podemos despojar del orgullo de estar en la posición del que sabe, y nos ponemos de igual a igual con el cliente (Con la ventaja de poder intervenir asertivamente), entonces se genera una empatía, entonces podemos decir cualquier cosa, que incluso sin darnos cuenta (ojalá que sí nos demos cuenta de todo), va a generar un cambio en el otro, y también, en nosotros mismos
Ahí ya no importa si ud es psicoanalista, cognitivo, neuropsicólogo, humanista... lo importante es que el otro le cree y siente que usted de verdad habla desde el corazón. El diagnóstico lo puede hacer con toda la pericia que quiera, pero las palabras que resonarán en su cliente, solo las puede decir si siente de verdad que el otro hace parte de usted y él además lo siente así.
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