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lunes, 8 de junio de 2015

Medidas de seguridad que pueden beneficiar a una sociedad a largo plazo.




Ayer estuve en la final entre el Independiente Medellín y el deportivo Cali, la cual lamentablemente para mis gustos la perdió el poderoso. 

Yo la verdad hace mucho no voy al estadio como tal, así que esta vez no fue la excepción. Si bien estuve allí, no estuve dentro sino fuera, algo verdaderamente incómodo por la cantidad de gente, la transmisiónretrasada (se escuchaba primero adentro y se veía 20 segundos después cualquier jugada emocionante) y los problemas al final, que me tensionaron mucho debido a que a falta de cuidarme a mi mismo, debía cuidar a otras tres personas. 

El caso es que sucedieron varias cosas que me pusieron a pensar, primero como un hincha y ciudadano más, y luego de manera objetiva. 

Aquí le daré un orden a mis ideas, aunque ayer no necesariamente fue así. 

Iniciemos con el final. Iba a comenzar a desplazarme desde la parte del obelisco hacia el diamante, para llevar a mi hermanito a un lugar donde supuestamente alguien lo esperaría para llevarlo a casa. Pues antes de poder dar el primer paso, fuimos frenados en seco por una avalancha de hinchas que corrian despavoridos arrasando con lo que fuera. 

La verdad este es el momento que no comprendo que sucedió, a que se debía eso, aunque luego sentí cierto ardor en mis ojos, con lo que me dí cuenta que hubo gases lacrimógenos. Ahí no paraba todo, más adelante, otra corrida, y un nuevo desconcierto. Pero que importa ya, afortunadamente no pasó nada malo, el asunto es que me cuestiono ¿Que necesidad hay de comportarnos así? ¿Por qué nuestra sociedad todo lo soluciona con la violencia? (si es que fue ese el motivo)

Aquí viene mi primera reflexión, y tiene que ver con los medios de control, es decir, la fuerza pública, tantas veces injusta y aprovechada, unos completos vándalos ignorantes con un medio poder que se les ha otorgado y del cual muchas veces se aprovechan, abusando de pobres almas inocentes... Si, eso es verdad, pero no siempre. 

Pasemos un poco más adelante, después de que por fin pude salir de la zona de peligro. Me dirigía con mis acompañantes por el barrio Floresta hacia el lugar donde dejamos el carro. La calle por la que iba estaba casi sola, únicamente un par de hinchas más del Medellín la transitaban, y frente a nosotros, venía un soldado armado y con una actitud algo defensiva, se notaba nervioso. 

En ese momento yo comenté, "¿Qué hace un hombre armado y solo por aquí?" Si bien lo dije en broma, pensé que era un comentario más que realista, de hecho, lo siguiente que dije tras la mirada dubitativa de mis acompañantes fue: "Es verdad, nosotros no sabemos quien es él, así lleve ese uniforme, no sabemos que trastorno o fantasías crucen ahora por su mente". Y es cierto, que irresponsabilidad la del comandante haberlo mandado solo a vigilar, si es eso lo que estaba haciendo. Es un hombre armado, cerca a una multitud enfurecida, dónde cualquier cosa puede pasar. 

Supongamos que la avalancha vuelva y se arme; pueden pasar varias cosas: 

  1. El soldado es una persona muy cuerda y razonable que como máximo acto de defensa, hace unos disparos al aire o sale corriendo y protege su integridad, e incluso se resguarda por allí mismo. 
  2. El soldado siente tanto miedo que se bloquea, y no falta el desgraciado que lo golpee y hasta lo mate. Y para colmo, hasta se le pueden robar el fusil y quien sabe que hagan con él. 
  3. El soldado como dije, se veía prevenido y asustado, en su forma de caminar se notaba, en su rostro, en fin. Tal vez ante una horda de furiosos y decepcionados hinchas, su reacción sea disparar a diestra y siniestra. 
  4. A lo mejor el soldado es un resentido social y ni siquiera necesite de la horda de hinchas para arremeter contra algunos y luego decir que lo atacaron. 
  5. Quiero suponer que el tipo es el más cuerdo del escuadrón y su comandante es tan inteligente y astuto que lo tiene identificado y sabe la calidad de profesional que hay ahí así que confía plenamente en él, y los ciudadanos estamos seguros con personas así. 

Esta última es la más optimista de mis conjeturas, que valga decir, no son las únicas, puede que a lo mejor el joven no era soldado sino teniente, o a lo mejor yo me lo imaginé y ni existía... pueden ser muchas cosas, el caso es que se relaciona con lo que ya venía mencionando y no terminé. 

Normalmente juzgamos a la policía, al esmad, al ejercito, como si fueran ellos los culpables de tantas injusticias, pero no nos damos cuenta de lo difícil que debe ser para una de esas personas, que es tan humana como cualquiera de nosotros, que debe sentir un temor terrible al estar ahí parado frente a una gran masa a la cual controlar, y la cual a su vez, puede resultar incontrolable. 

No más por eso, ellos deben vivir prevenidos, además, en caso de "bonche", no pueden ir preguntandole a la gente: "Oye, ¿tu eres de los buenos o de los conflictivos?", "disculpe señor, podría dejar de tirar piedras y escupirme en la cara". Ellos deben actuar rápido, y en casos así, todos son culpables (lamentablemente en latinoamérica aplica la ley del inocente hasta que se le demuestre lo contrario, pero al revés, aquí todos somos culpables hasta que se demuestre lo contrario).

Eso por un lado; por otro lado, están recibiendo órdenes, y seguramente los que las imparten ya estaban acostados o viendo el partido desde la comodidad de su casa o incluso dentro del estadio sentados en preferencia. 

Claro, yo se que el hecho de que estén en medio de una multitud así los justifica, pero no cuando llegan agrediendo así no más a un grupo pequeño de personas que nada malo está haciendo y ellos ya los suponen como unos delincuentes. Ahí si hay abuso de autoridad, pero también es algo que debemos asumir como sociedad y cambiarlo si tanto nos molesta, ¿Cómo? Siendo mejores personas, inculcando valores a nuestros hijos, enseñandoles a esos mismos policías que uno puede ser cordial, educado, justo. Pero no con más violencia y señalando todo el tiempo cuando en el fondo sabemos que si tuvieramos el mismo poder que a ellos se les da, posiblemente haríamos lo mismo, cumplir órdenes, o ser unas bestias salvajes y desalmadas que desahogan su ira de la manera más impertinente. 

Pasemos entonces a mi última y primera reflexión de la noche de ayer 7 de Junio. Como yo no entré al estadio sino que me quedé por fuera, buscaba entre las tiendas y demás, un lugar dónde poder ver el partido. Logré hallar un buen sitio, cuando de repente, apagaron el televisor...

Todos se molestaron, insistieron en que lo encendieran, pero los de la tienda no hacían caso a tal petición. Pasé a otro lugar, y sucedió lo mismo. Me preguntaba que pasaba, así que analicé con cuidado, y resulta que precisamente cada vez que los apagaban, era porque la policía entraba al establecimiento y daba la orden de hacerlo. Total que al final tuvieron que encenderlo por la algarabía, pero a lo que voy es a esto:

Pregunté a un vecino que pasaba, y me dijo que la alcaldía sacó una ley como medida de seguridad, de que ningún establecimiento debía estar vendiendo licor hasta dos horas después del partido.

Mi pregunta entonces fue ¿Y que tiene que ver el licor con el televisor? Como no obtuve respuesta, supuse que era también una medida, la cual no me gustaba pero analicé cuidadosamente llegando a una conclusión: 

Si esa es la medida, puede terner beneficios a largo plazo en nuestra sociedad, pero a corto plazo espero que no se cumpla porque me quiero ver el partido. 

Ahora, ¿en que consiste mi analisis?

Una sociedad como la nuestra debe ser controlada de una menera muy sutil, como ha sucedido con otras. Muchas veces el control a la fuerza no funciona, así que se deben implementar medidas que poco a poco vayan generando nuevas conductas o hábitos. 

En este caso el hábito es: Si no puedo entrar al estadio me quedo afuera viendo el partido... entonces aparece lo que sucedió al final, un problema de órden público que afecta incluso a personas que no tienen nada que ver con el espectáculo.

Las personas no entendemos por las buenas, lamentablemente.

Así pues, una solución es apagar los televisores. Muchos se van a molestar, pero si la medida se cumple, se aburren y se van a ver el partido a sus casas. Eso sucede una vez, dos veces, tres veces, y con el tiempo, a los estadios solo van quienes en realidad van a entrar, los demás se quedan en casa viendo a su equipo, tranquilos, sin generar disturbios, o al menos disminuyéndolos. 

Si se piensa así, la medida es buena, y a largo plazo, no solo en el fútbol sino en muchas otras cosas, vamos generando otro tipo de cultura, una a la altura de un país civilizado. 

El asunto es que la medida de seguridad tenía que ver con la venta de licor, no con apagar los televisores, a no ser que esa haya sido una orden que no quedó escrita, porque mirando la prensa, me encuentro explicitamente que dice:

"Se prohíbe la venta de licor en el perímetro interno del estadio, comprendido entre las calles 47D y 50, y entre las carreras 70 y 76, entre las 6:00 de la mañana  y hasta dos horas después de terminado el partido."

Esa es la medida, junto con otras, pero en ninguna parte está estipulado que no se pudiera ver el partido por televisión cerca al estadio o algo así. 

Sin embargo, así como me la imaginé es una buena propuesta a futuro, siempre y cuando se cumpla, y para que se cumpla, ahí si estoy deacuerdo con penalizaciones monetarias, para que el gobierno se lucre pero la respuesta se vea. La razón es que si queremos que las personas cumplan, hay que tocarles lo que más les duele, el bolsillo. 

Ahora bien, no creo que esto sea conveniente para nadie, precisamente porque si quieren que se mueva más dinero, debe haber gente consumiendo algo, y si el perímetro del estadio queda vacío, ¿A quien le van a vender?

Insisto en que sería una buena medida, pero tambien deberían recordar que el deporte es algo público, es para el entretenimiento y dispacimiento de la sociedad, no algo privado, por lo tanto, en primer lugar, es un descaro el precio de las boletas para la final, y en segundo lugar, la televisión para estos eventos debe ser la misma a la que todos puedan acceder. Yo se que para la final, uno de los canales públicos reallizó la transmisión, pero esto se debe pensar para todo el año, para todo momento, y por eso es necesario que no se privatice la señal, que todos los partidos, por insignificantes que sean, puedan ser transmitidos abiertamente. 

Ya esto es otro cuento, lo que me interesaba mostrar era que controlar masas no es tarea sencilla, y menos cuando quienes lo hacen son personas iguales o peores que aquellos que tanto los critican. Para cambiar las injusticias, debemos empezar por nosotros, y ser conscientes de que muchas veces nos toca cargar con el "karma" no solo propio, sino el cultural. Hay cosas que son de la cultura, y aquí todavía pensamos que el otro siempre es el malo, el culpable, que somos intocables. Aquí todavía somos de la cultura de "Te puedo hacer lo que yo quiera, pero ni se te ocurra meterte conmigo". 
Cualquiera con poder puede ser peligroso, unos más que otros, por eso hay que saberlos identificar, y no darle un arma a un sujeto solo si no está suficientemente preparado para no usarla, y quien otorga el poder, debe estar seguro de lo que hace. Aun así, muchos simplemente hacen su trabajo lo mejor que pueden, y con el temor de que una sociedad también injusta, arremeta contra ellos simplemente por llevar un uniforme. 
Finalmente, la mejor manera de ejercer control de masas, no es através ni siquiera del contacto físico, sino con estrategias de modificación de conducta, algo que no es tan sencillo pero que ayer se me ocurrió con lo de los televisores. 

Recordemos que las personas al mezclarse en la masa dejan de ser sujetos y pasan a ser borregos. Ayer también comprobé eso, cuando por ejemplo escuchaba un silencio en la tribuna del estadio, depronto un fuerte grito acompañado de un nuevo silencio. Eso me indicaba que hubo algún peligro pero no había sucedido nada extraordinario. Para saber de que se trataba, simplemente debía esperar 20 segundos a que la señal de la transmisión llegara, y entonces veía la jugada. Lo curioso es que aunque la lógica decía que nada había pasado, no faltaba el que se paraba de su asiento, gritaba y se sorprendía, haciendo que la multitud reaccionara igual ante algo ilógico. 

Así funciona la masa, se deja llevar por la misma masa, como cuando corrimos sin saber por qué, con tal de protegernos, y lo hicimos hacia donde corrian los demás. 

Si así funcionamos en grupo, es de suponer que una mala reacción conlleve a algo peor. Por tal motivo, ojalá se implementen medidas para fomentar nuevos hábitos en nuestros ciudadanos. Yo por mi parte, espero no volver al estadio a no ser que sea con boleto en mano a ver el espectáculo de frente y no por fuera. Eso de verlo por televisión, es mejor en casa, tranquilo y seguro, y con la señal retrasada o no, tener al menos la dicha de que la emoción sea acorde a la transmisión. 

Creo que estas medidas a muy largo plazo, pueden funcionar, aunque también deben tener una lógica, hacerse cumplir y ser coherentes, porque si bien eso fue lo que me imaginé, no fue lo que sucedió, y que yo sepa, un televisor encendido no suministra licor a nadie.


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