"Un buen matrimonio sería el de una mujer ciega con un marido sordo".
(Montaigne)
Cuando evaluamos las necesidades de nuestra pareja partiendo exclusivamente de las propias, la posibilidad de estar cometiendo un error es bastante grande. Lo que para uno es secundario para otra persona puede ser fundamental. Esta incapacidad de ponerse en los zapatos del otro hacen que los pequeños déficit crezcan.
Cuando dos personas tan opuestas se juntan, algo empieza a resultar mal, entonces me pregunto si esto rompe con ese viejo adagio que cita que los polos opuestos se atraen...
A lo mejor uno no necesita alguien tan opuesto sino todo lo contrario, una persona que sea tan similar, que simplemente le complemente algunos aspectos que le faltan...
Sin embargo, tampoco existen personas tan similares, todos somos muy diferentes, y muchas veces, por más que el otro se nos parezca, habrán aspectos dispares.
La pareja, precisamente se llama pareja porque va a la par. Cada uno con su propia vida, claro, pero en cuanto a la relación se supondría que van a la par. Cuando uno está por encima y el otro por debajo, cuando la distancia es mucha que hasta se pierden en el horizonte, ahí ya no podemos hablar de pareja, sino de dispareja, y entonces, ¿estamos dispuestos a vivir una relación dispareja, o lo que buscamos es una pareja?
Por otro lado, es curioso que aquello que en un inicio nos enamora del otro, termina siendo el motivo de discordia en algún momento avanzado de la relación.
Por ejemplo, la chica que se enamora del chico por su extroversión y liderazgo, porque era un hombre que la "supo conquistar" con sus piropos y además era muy "entrón". Pues resulta que ese chico extrovertido, lider, entrón, precisamente es así porque son características de su personalidad, porque es la forma que ha desarrollado para relacionarse, y la usa a su vez para conquistar.
Entonces, llega el momento en que la chica lo cela porque es "entrón" con las demás mujeres.
Eso hablando de características obvias y que uno podría decir: "de eso se enamoró" o "de eso me enamoré", pero en realidad, uno termina enamorándose de cosas de las que ni siquiera se da cuenta, y que requiere de mucha reflexión para reconocerlas; entonces también es cuando a la larga lo que la persona mostraba en un inicio, va cambiando con el tiempo.
Nadie conquista a nadie siendo totalmente auténtico. Como todo en la vida, siempre nos ponemos nuestra mejor máscara... recordemos que según Jung, esta nos permite crear vínculos, así que no está mal, el asunto es que esas buenas características, puede que sí influyan a la hora de elegir pareja, pero de lo que nos enamoramos realmente es de lo que hay detrás y nos reflejan nuestra propia sombra, y cuando eso sale de verdad, nos asusta y disgusta.
Es como si fuéramos masoquistas... buscamos precisamente en nuestra media naranja aquellos aspectos negados de nosotros mismos, pero siempre y cuando estén tan escondidos como los tenemos nosotros, y en cuanto salen a la luz, los despreciamos porque nos reflejan lo que somos o nuestros peores temores.
Entre las parejas disparejas, podemos encontrar a aquellos que son completamente opuestos en su forma de demostrar su afecto. Pero ¿Será necesario, imprescindible que el otro demuestre que tanto quiere a su pareja cuando?
Según Walteer Riso, nadie se habitúa a la falta de ternura. Los humanos necesitamos saber qué tanto nos aman los seres queridos, aunque no necesariamente a cada momento. Sin retroalimentación, el amor se vuelve autosuficiente.
De hecho esto es algo que se ha comprobado en diversos estudios, que el afecto es necesario incluso para la supervivencia y la salud. Luis Carlos restrepo por ejemplo, cuenta que los huerfanos de la segunda guerra mundial, recluídos en albergues con muy poco personal para sus cuidados, y limitados solo a tener una buena alimentación pero sin la garantía de que se les brindara cariño, morían antes de los 3 años por bajas defensas, a pesar de contar con los mejores cuidados médicos.
El cerebro mismo que es un órgano social, sin un matiz afectivo, "no puede alcanzar sus más altas cimas en la aventura del conocimiento" (El derecho a la ternura - L. C. Restrepo).
Con respecto a la infidelidad, esta aparece como un distractor, una forma de agrandar y esconder un problema que posiblemente hubieran podido tener soluciones más adaptativas y menos traumáticas.
¿O será que la infidelidad es necesaria? y si no es así, ¿que estamos haciendo en nuestras relaciones para no caer en ella?
Películas recomendadas:
El diario de Noa, un poco romántica, nos muestra lo que son las características, tal vez un poco utópicas desde mi punto de vista, de un verdadero amor de pareja, de sacrificio y entrega incondicional. Aunque películas como está hay varias y bien interesantes como Ghost, posdata te quiero, entre otras...
La otra, es una película española llamada "Requisitos para ser una persona normal", si bien no toca únicamente el tema de la relación de pareja, sino otros aspectos que vale la pena analizar en su momento, en cuanto a las relaciones de pareja, nos enseña algo importante y es a no seguir los prototipos o estereotipos que la sociedad nos enseña, sino seguir aquellos que realmente nos hacen sentir que ocupamos un lugar en el mundo, esos que vienen dictados por el corazón.
Esta película me recuerda mucho algo que en alguno de los programas anteriores hablamos y es el hecho de que muchas personas se la pasan buscando a la pareja perfecta, esa que no existe, y no se dan cuanta que lo perfecto, que está precisamente dentro de lo imperfecto, está ahí frente a nosotros muchas veces, cuando realmente podemos ser libres, ser nosotros mismos.
Canción: a deux de La cage au folk

Psicología Holística Trascendental by Andrés Urrea y asociados is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en http://duma3330.wix.com/phtm/.